Oбичам
те.
Hoy
me tropecé con la poesía.
Oбичам
те.
Desde
mi banco en Yuzhen Park, en Sofía, me dedicaba a contar brisas.
Oбичам
те.
Durante
todo el día me he cruzado con parejas, con vendedores de globos
rojos rojísimos en forma de corazón, (los globos, digo.)
Vendedoras
de rosas cansadas, (las vendedoras, digo.)
Oбичам
те.
En
una esquina de mi percepción, algo brilla, atrae, rompe el marrón
verdoso de la primavera tímida, del invierno perezoso.
Oбичам
те.
El
autor/a se volatilizó. Los símbolos no requieren de la cotidianidad
ni materialidad de quien los perpetra.
Oбичам
те.
Ella
lo deja ahí, para despedirse de una vez por todas de un amor no
correspondido. Como si la cuerda no la llevara atada a su verdadero
corazón.
Oбичам
те.
Él
lo dejó ahí, para alejarse de una vez de una historia de plástico
y látex.
Oбичам
те.
Se
despide del amado/a que ahora, como dice Lidia Guevara, vibra de otra
manera. Y el helio y el viento reverberan, al menos por una milésima
de segundo, esa onda gravitacional.
Oбичам
те.
Una
pareja feliz ha dejado ahí una pequeña muestra de lo que se ama.
Oбичам
те.
Una
pareja triste se agarra a este día mientras se deslizan por sus
abismos el resto del año.
Oбичам
те.
El
parque queda en suspenso en un instante. Baila al compás de lo que
sólo él y yo oímos.
Oбичам
те.
No
es mi intimidad, y la siento sagrada.
Quiero
pincharlo.
Quiero
soltarlo.
Quiero
llevármelo a casa.
Oбичам
те.
No
me pertenece.
Es
un regalo de alguien al mundo.
Una
desnudez del alma.
Dramático.
Sincero.
Teatral.
Impostado.
Oбичам
те.
Poco
importa.
Lo
hice mío.
Hoy
me he tropezado con la poesía.
Oбичам
те.
Hoy
la vida se abrió de versos para mí.
Y
sentí magia.
Oбичам
те.
Te
quiero.
Úr
Qazris
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