viernes, 13 de noviembre de 2015

Dame la mano, amiga.
Cruzaremos juntas estas sendas
y nos abrazaremos en las curvas
para sentirnos las cosquillas
de los pies.

Dame la mano,
que esta oscuridad impostada
se irá en la primera mañana
en la que decidas sonreír
para ti.

No te soltaré la mano
mientras nos llovemos,
mientras nos robamos un sol
sólo para nosotras.
Sólo por un rato.

Mano con mano
saltaremos sin alas
y planearemos la caída
y aterrizaremos mal que bien
en campos de flores y espinas.
¡Pero qué vuelo!

Dame la mano
que conozco el camino
y de caricias y perfumes,
de brisas y música
quiero llenar tus ojos
y tu alma
y no dejar espacio para tus miedos.

Dame la mano, amiga
que la tristeza se duerma.
Te cantaré una nana
para que no oigas la tormenta.

Dame la mano, amiga.
Cierra los ojos.
Que yo ya los llevo abiertos
y no es necesario que las dos enfrentemos
los horrores que nos rodean
y amenazan con devorarnos la piel
desde dentro.
Dame la mano, amiga.
Que tú, ciega, eres mi ancla
en esta realidad.

Caminemos. Dame la mano, amiga.

Úr Qazris

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