Siempre tuve
demasiados frentes abiertos,
sin retirada.
Encendí
en las venas
las ganas de pelear,
quemando banderas blancas.
Apagando palomas.
Busqué
por todas partes
al enemigo
mientras dormía con él.
(Lo hallé acechando en el espejo.)
Aprendí
que la forma de ganar
algunas guerras
es
perder
a propósito
ciertas batallas.
Que la rendición no es cobardía
si abandonamos
las ganas de vencernos,
de huirnos
y morir.
Úr Qazris
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