Amantes breves de una noche.
Cansada de ser la segunda,
la otra.
La que despierta remordimiento.
La que sirve de huida.
La que sirve de espera.
La que sirve de consuelo.
La que sirve de entretenimiento.
La que no se queda.
Karma se apiada de mí.
Dios, Destino, Fortuna.
Me hallé rica y feliz
envuelta en dulce locura.
Si compro mares e islas,
compraré risas tristes
y brújulas perdidas.
Se me gastó el alma de amar.
No compro amor, compro venganza
en otros cuerpos.
Robo corazones sin dinero.
Me conquistan y yo me río
porque nadie será mi dueño.
Ahora yo soy
la que no llora ni lamenta,
la que no huye ni espera,
la que no entretiene
y no consuela.
Pero sigo siendo
la que no se queda.
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