de noches prohibidas.
Buscabas mercancías
con las que negociar
soledades..
Te encontré.
Y no me encontraste.
Mi peregrino,
mendicante
de pasiones
escondidas.
Buscando oraciones
con las que calmar las ansias
terrenales
y no divinas.
Te respondí.
Y me silenciaste.
Mi terrorista,
secuestrando segundos a las horas,
reclamando noches a los días.
Mi cazador de estrellas,
teniéndola entre tus brazos,
no supiste
qué hacer con ella.
Hay un hueco en mí que ocupaste.
Pero...
Aunque sigue vacío,
ya no cabes.
Te echo de menos
aunque de más me echaste.
Cumplí mi condena,
y aunque me llena la pena
dejé mis maletas
y arranqué del calendario
todos los septiembres.
Aunque estoy, no soy la que era.
Aunque estés, no vuelvas.
Que hay despedidas que son para siempre.
Úr Qazris
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