Me he cansado de buscarte
y de correr
detrás de conejos sin pies
que vuelan y me rompen
los relojes en el pecho
hasta sangrar las agujas
y clavar los recuerdos
en cruces de palabras
que se llevó el viento.
No se me da bien
avivar las cenizas.
No quiero seguir
perdiendo la alegría
en recorrer calendarios
que borraron sus días.
He arrancado todos los septiembres.
Porque te mereces algo mejor
que ser una de esas despedidas
que duran para siempre.
Y yo merezco algo mejor
que estar a la espera
por si cambias lo que sientes.
Por si despiertas la voluntad
y decides
por fin,
decirme que me mientes.
No te enfades.
Me apetece
dejarme
querer
un poquito.
Que también merezco ser
ese alguien de alguien.
Y no puedes estar
como antes.
Explícame:
Que aquí la que escribe soy yo
y tú eres el comediante.
No me hagas el chivo
expiatorio
de tus inseguridades.
No pudiste mantener
tus propios ideales.
Ya no sé si mereces la pena
de estos barrizales.
Pero yo me merezco
a mí,
y sin duda,
volar nuevos paisajes.
No te enfades.
Y si te enfadas...
Que te den.
Que ya he tenido bastante
de teatros,
pantomimas
y circos ambulantes.
Úr Qazris
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