sábado, 31 de octubre de 2015

"Sabes que encontrarás a alguien, ¿verdad?"
Veo la esperanza en los ojos de mis amigos, que me quieren. Y porque me quieren, quieren que alguien más me quiera. Y yo me dejo querer por ellos, y afirmo que sí, que lo sé.

Mis amigos me quieren, se preocupan por mí.
Me preguntan por el último chico con el que tuve una cita.
Sí, que muy majete. No, no me ha llamado otra vez, ni yo a él. No, no sé si volveremos a quedar. Sí, lo pasamos bien, pero a veces las cosas son y otras no. No, no va a venir a verme, pordiossanto, le he visto dos veces.

Me miran con pena, y yo me siento en la obligación de animarles, pobres, porque sí, qué pena, pero oye, que estoy bien, sana, estupenda, feliz. Pero no, sola, sí, claro, lo sé. Y con una edad, y las cosas están muy difíciles ya, que todos van con equipaje, que yo también, y por eso.

Mis amigos me quieren.
Me sugieren páginas de contactos, y me empeño en hacerles ver que tengo bastantes probabilidades de acabar quedando con Jack el Destripador, que con mi suerte, lo de vayamos por partes puede ser demasiado literal. Y que sí, que el Tinder, y le sigo la broma fácil... Es un huevo con sorpresa y no sabes qué te va a tocar, o quien.

Mi amigos me quieren.
Y se/me preguntan cómo es posible que siga soltera, que con lo maja que soy, lo buena que estoy (ya dije que mis amigos me quieren y para estas cosas, son como las abuelas). Y una se deja enumerar cualidades, devolviendo con revés cada una de las inseguridades que se van despertando.

Mis amigos me quieren.
Tendré algo de malo, que mira el futuro y parece un poco más vacío y da un poco más de miedo, que la incertidumbre me traga y me escupe, y tal vez me espera como toda compañera la soledad, y no tiene nada de malo, que estoy acostumbrada y nos hemos hecho amigas. Creo. Que no, no me abrazará por la noche, pero dicen por ahí que es mejor estar solo que sentirse solo con alguien. Y quién soy yo para decir lo contrario. Y una se ve con lágrimas de más en los ojos, con pena de más en el alma, porque se cuestiona si tal vez, realmente, sea imposible ser feliz si sigue así.

Mis amigos me quieren.
Y me presentan a otros amigos a los que también quieren. Y se mezclan el amago de ilusión, la posibilidad de esperanza, ligero aroma de humillación, porque una no puede encontrarlo sola y necesita ayuda, y se agradece, y duele, y se rebela ante la idea de jugar como ficha sin saber las reglas. Y preocupa saber qué le habrán contado a la otra ficha. Y si es que hay que encajar. Y por qué tengo que encajar, que mi puzzle lo completo yo sola y no estoy para buscar lo que falta a nadie, ni que me lo busquen. Y estoy enrabietada, porque creo que el amor es milagroso y no se somete a las intenciones de los hombres. Y no quiero que algo milagroso se vea reducido. Y que sé que me quieren ayudar. Y cómo les explico que lo agradezco, de veras, pero que, tal vez por estar sola, he tenido que aprender que las cosas fluyen, y a mí me fluye no ir de oca en oca, ni tirarme al que no me toca.

Mis amigos me quieren.
"Hay alguien especial para ti."
"Encontrarás a alguien, lo sabes. ¿No?"
Y yo quiero a mis amigos.
Y les digo que sí, que lo sé.
Porque les miro a los ojos y creo que necesitan esa esperanza más que yo.


Con cariño a mis amigos. <3

Úr Qazris

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