A veces se nos olvida quiénes somos
y nuestras batallas
y nuestras pérdidas
y nuestras ganancias.
Nos llenamos de ruido por dentro
y dejamos de escucharnos
y de hablar.
Retirarse a lamer las heridas
nuevas o antiguas
es un ejercicio de disciplina y placer.
Saberse perdido otra vez y siempre,
reconocerlo y seguir.
Saltar mil veces
sin paracaídas
ni red.
Aceptar mi parte suicida
de emociones y experiencias
que me han traído hasta aquí.
Arder y renacer y arder.
Estar conmigo misma
sin engañar a la soledad con salidas vacías
ni camas de una noche.
Hibernar y despertar.
Saberme vulnerable bajo mi coraza.
Saberme fuerte sobre mi fragilidad.
Odiar con lo que nos dejan,
amar con lo que podemos.
Dejarnos vivir, permitirnos seguir respirando.
Un día cada vez.
Un segundo.
Y sonreír.
Úr Qazris
(He buscado al autor de este dibujo y no lo encuentro. Si alguien lo conoce, agradecerá la información para darle el crédito.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario