Llámame ignorante o listilla,
tonta, torpe, creída,
según sonría
o responda
con desplantes
tu burdo intento
de encantarme.
Llámame puta, viciosa,
si disfruto con mi cuerpo,
si hago lo que quiero
y no pido permiso
ni a dioses ni a diablos,
ni demuestro miedo.
Llámame mala madre
si no olvido
que soy también mujer.
Llámame mala esposa
si no olvido que soy
completa,
una,
entera,
en pareja o sola.
Llámame arrogante
si no callo mis ideas.
Insolente por tenerlas.
Atrevida por defenderlas.
Llámame energúmena
cuando me indigno ante la injusticia
de un mundo que me condena
y que comercia con mi cuerpo,
con mis inseguridades,
pero a mí todo me lo niega.
Llámame como quieras,
ponme todas las etiquetas,
que las hago mías, una a una,
bruja, puta, hechicera,
amante, madre,
amiga,
enemiga, fiera,
niña, vieja,
tocapelotas,
calientapollas,
mojigata,
perra.
A mucha honra zorra,
virgen, santa y guerrera.
Úr Qazris
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