Cuando me vaya
dejaré la habitación vacía,
las calles aprendidas de memoria.
Dejaré las ventanas abiertas,
los cajones abiertos
y los recuerdos cerrados.
No llevaré conmigo
ni uno solo
de los besos robados,
ni de las bromas privadas
y chistes malos.
Dejaré los abrazos eternos,
centro del mundo,
olvido de todo y de todos,
puerto seguro,
ancla vital,
hogar hallado
tras el útero materno.
Cuando me vaya,
no llevaré nada conmigo.
Ni las ganas de quererte
que se me atascaron en la garganta.
Ni las risas que lloré
ni las lágrimas que reí.
Ni los vuelos,
ni las acrobacias de funambulista
sin red.
Ni las manos tendidas
para guardar el equilibrio.
Aquí, cuando me vaya
quedarán los días de añoranza
de cama
y anhelos de más.
Cuando me vaya,
iré desnuda de ti,
de mí,
de aquí,
de ahora.
Úr Qazris
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