El problema es
que de callarme los ayeres
no puedo hablar los mañanas.
Y el hoy de silencio
me pesa
como mil universos
en el ojo de una aguja.
como mil universos
en el ojo de una aguja.
Que de tanta oscuridad
que guardé dentro
ahora se hace de noche
cada vez que suspiro
y me quedo ciega
de la luz ausente.
Que en mi memoria
rebotan avispas
con diez aguijones
y aún no quiero dejar que te piquen.
Que me han pasado por el pecho
las cuadrigas y los gladiadores
y no había ningún césar
que les perdonara la vida.
Que tiemblo aún de placer
y de noches prohibidas,
que se me han hecho tuétano
y mitocondrias.
Que mi doble hélice
empezó a girar en torno a ti.
Que mis valentías
no fueron condecoradas como en las películas.
Y el frío del cobarde
y de la bandera doblada
dobla las campanas.
Que mis ojos se fueron solos
a otear otros horizontes.
Que mis dedos se tejen a tu piel
aunque yo no quiera.
Y que los cardos
nacen bajo mis pies
a cada paso que doy.
Que sigo respirando.
Que no es el problema.
El problema es que en mí
se ahogan las penas
que no tienen donde ir.
Que somos náufragos
de este accidente
para el que no hubo S.O.S.
Que los ciegos del mundo
me han dicho que es peor
no querer ver.
Y que no puedes ser
la mano que hiere
y la que sana.
Culito de rana,
que no sane hoy.
Que me llegue ayer el mañana.
Úr Qazris
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